La Casa de Los Peñas: un reducto de art nouveau que cuenta la historia de la ciudad Jaén

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Ángel González y Pilar Molina la compraron en ruinas en 1998 y desde entonces ha sido el hogar de toda su familia

En imágenes: así es el interior de la casa de Los Peñas, el reducto de art nouveau en Jaén

La Casa de Los Peñas: un reducto de art nouveau que cuenta la historia de la ciudad Jaén
La Casa de Los Peñas: un reducto de art nouveau que cuenta la historia de la ciudad Jaén / Ivlio Cruz

Entre las estrechas calles del casco antiguo de Jaén han sobrevivido algunas viviendas que son testigos mudos de la historia de la ciudad. Descendiendo a espaldas del Camarín de Jesús se encuentra una de ellas, una en la que llegó a vivir un alcalde a principios del siglo XX pero cuyos escudos heráldicos datan de al menos el año 1713. Y, sin embargo, contiene en su interior uno de los más espectaculares ejemplos de art nouveau que se pueden encontrar en la capital.

Sus muros, que han visto durante siglos el desarrollo del barrio de La Alcantarilla, se encontraban “casi en ruinas” a finales de la década de los años 90 cuando Ángel González y Pilar Molina se hicieron con la propiedad del inmueble. “Estábamos buscando una casa antigua para vivir y también para recuperar parte del patrimonio de Jaén. Supimos de la existencia de esta a través de una inmobiliaria y nos la acabamos quedando”, cuenta para Jaén Hoy su propietario. Este aparejador e ingeniero desvela que invirtieron una elevada cifra de dinero para rehabilitarla pero afirma que mereció la pena.

Uno de los patios de la casa.
Uno de los patios de la casa. / Ivlio Cruz

“A algunos les extraña porque hoy en día lo que buscamos es la funcionalidad. Nosotros elegimos vivir hacia el interior, evitando el bullicio”, cuenta sobre el momento en el que se mudaron a esta casona, donde se han criado sus dos hijos, Rocío y José Ángel, y en la que habitaron también los padres de su mujer y sus hermanas. “Es una casa en el amplio sentido de la palabra”, detalla Ángel González.

Pero no una casa cualquiera, es en la que llegó a vivir el que fuese alcalde de la ciudad en los primeros meses del año 1904, bajo el reinado de Alfonso XIII, José Fiestas. “Alrededor del 1800 era propiedad de la familia Mollar, que tuvo bastante poder en Jaén. Posteriormente, por un matrimonio, también perteneció a los Bonilla y ya después pasó a ser de la familia de José Fiestas. Hablamos de una casa palaciega”, especifica su actual dueño.

El patio del interior de la casa.
El patio del interior de la casa. / Ivlio Cruz

No es de extrañar que familias de la alta burguesía jiennense se instalasen en un espacio con más de 2.000 metros construidos en cuatro plantas en una parcela con algo más de 1.000 metros cuadrados. “La casa estaba pensada para que la segunda planta fuese la de invierno y la primera para el verano. Nosotros hicimos una división horizontal para que cada uno disfrute de espacios privados”, aclara Ángel González sobre una vivienda en la que llegaron a habitar hasta 13 personas al mismo tiempo y que cuenta con 12 dormitorios.

Se conservó su esencia

Aunque se sabe que la casa de 1713 ya se construyó sobre una anterior, posiblemente ligada a uno de los primeros arrabales de Jaén, su aspecto actual es prácticamente el mismo que tenía hace 120 años, pues se sabe que la casa ya vivió una rehabilitación a principios del siglo XX que la transformó, según los gustos de la época, al estilo art nouveau. “Durante la rehabilitación conservamos todo lo que se podía conservar. Son originales la fachada principal y la del patio, así como las carpinterías y las rejerías. También la escalera principal, que guarda los techos, la yesería, los adornos y la solería. Hasta el mármol de la baranda. El partido central hubo que hacerlo casi entero pero se han conservado las columnas y el lucernario, que es del siglo XX y que sabemos que tuvo cristales que se fabricaron en Madrid en 1913”, pormenoriza este ingeniero jiennense.

Ha sido su empeño y el de su mujer el que ha permitido que se conserve así una casa es historia vida de un Jaén que se ha transformado ante sus ventanales pero, al igual que ocurre en el interior, sin perder su esencia.

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