Más de 300 kilómetros para rezarle a 'La Morenita': "Con tres meses vine la primera vez, en el año 60"

Crónica

La Recepción de Cofradías es uno de los momentos de la Romería de la Virgen de la Cabeza donde la hermandad entre personas de distintos puntos de España cobra un significado especial

La devoción se abre paso con la Recepción de Cofradías de la Romería de La Morenita, en imágenes

Cofradía Filial de Madrid en la Romería de la Virgen de La Cabeza.
Cofradía Filial de Madrid en la Romería de la Virgen de La Cabeza.

Esta vez se lo había prometido a su prima que había fallecido recientemente. Subirá otro año más a rezarle a ‘La Morenita’ en el cerro del Cabezo el domingo como lleva haciendo prácticamente desde que tiene uso de razón. Miguel Ángel Hernández, a pesar de un sol abrasador y vestido de chulapo con un chaleco gris como manda la tradición, aguarda ilusionado en un extremo del Puente Romano de Andújar para dar comienzo a unos de los días más emocionantes del año, la Romería de la Virgen de la Cabeza.

Ha recorrido más de 300 kilómetros con otras decenas de hermanos de la Cofradía filial de Madrid para rendirle pleitesía a la virgen con la romería más antigua de España, datada del siglo XIII. “La Cofradía lleva viniendo desde el año 35. Yo la primera vez que vine tenía seis meses, en el año 60 porque mi madre era de aquí de Andújar. Se fue a Madrid con su hermana mayor después de la guerra civil. Mi padre era de Ávila, pero mi madre lo trajo a una romería y se enamoró de Andújar. Le gustaba más Andújar que Madrid y ellos han sido hermanos mayores de la cofradía”, cuenta Hernández, cuyo segundo apellido, Alcalá, presume con orgullo, es jiennense.

“Me considero también jiennense, tengo el corazón dividido”, añade. Esta cofradía de madrileños llegó a tener mil hermanos, aunque ahora se conserva con más de 300 y con buena salud. Pequeños y mayores visten con el pañuelo blanco atado a la cabeza la rosa roja y una boina para traer desde Madrid a Andújar un pedazo de su fe.

No es la única que viene de lejos, desde Cataluña, Huelva, Málaga, Soria vienen peregrinos reuniendo a miles de fieles juntos otros miles de jiennenses llegando a congregar a medio millón de personas el domingo, el día grande.

Sobre el río Guadalquivir el sonido dulce de la flauta del tamborilero, las palmas, estandartes, volantes, trajes regionales y cantes, en un puente piedra que se remonta a la época romana, claman con alegría la ansiada reunión con la Cofradía Matriz para producirse la conocida Recepción de Cofradías filiales venidas ayer de Madrid, Cabra, Teba (Málaga), La Carolina, Huelva, Cazalilla, Baena (Córdoba), Sevilla, Montoro (Córdoba), Madrid, Montillana (Granada), Villanueva de la Reina, Mengíbar, Torredonjimeno, Bailén, Martos y Colomera (Granada).

“Desde 1984 la Cofradía de Baena no ha faltado ningún día. Es un momento muy ilusionante se que todas las cofradías dicen eso pero es que es la realidad. Estamos terminando un acto y ya estamos pensando en el siguiente”, explica el hermano mayor, Paco Besavis. “En nuestra cofradía siempre ha sido lo tradicional entrar el viernes en el pueblo vestido de chulapos, repartiendo barquillos. La Virgen de La Cabeza es nuestra luz, nuestra alegría y esto es lo que vivimos cada año, este es el 90 aniversario desde que venimos aquí a Andújar”, cuenta el hermano mayor de la filial de Madrid, Jorge Meseger.

Al otro lado del río, en el casco antiguo de Andújar, los metros de flores que cubren el manto de la Virgen de la Cabeza a la altura de la fachada del Ayuntamiento, imperan una plaza a la que van llegando los fieles. Allí los más jóvenes hacen sonar sus instrumentos a la espera de desfilar con la Cofradía Matriz por las calles del pueblo para recibir a las filiales.

“Es una primera bienvenida a las cofradías filiales que se van a preparar el sábado ya en el santuario. Muchas de ellas lo que hacen es presentarse y dar su agradecimiento a la Cofradía Matriz. Como tradición la Cofradía siempre ha entrado un viernes como hoy, es algo que siempre se ha tenido muy arraigado”, explica el encargado de Manifestaciones Públicas de la Cofradía Matriz, Jesús Lozano.

La Cofradía Matriz ondea las banderas.
La Cofradía Matriz ondea las banderas.

En el punto de encuentro las calles ya están abarrotadas, la música de la Matriz y de las filiales se mezcla y en el inicio del puente los vecinos de Andújar y de municipios del alrededor se amontonan para gritar con vivas a La Virgen de La Cabeza. Como manda la tradición las familias montan sus mesas y sillas con comida y bebida desde el mediodía para esperar el desfile y vivir en hermandad desde los más mayores a los más pequeños este Viernes de Romería. "Es algo que he hecho con mis abuelos desde pequeña y ahora lo hacen mis hijas, preparamos la comida con antelación y venimos aquí para ver el desfile en familia", cuenta una vecina de Andújar.

Los cofrades ondean al paso las banderas con ímpetu. La que porta Alejandro Abril a sus 17 años, desde Granada, pesa más de 10 kilos y lo lleva haciendo, con diferentes tamaños, desde que tenía tres años. Juan Luis Expósito lleva ondeando la bandera de la Cofradía Matriz desde 2016, son las más grandes y su peso se refleja en el temblor de sus brazos al hacerlas volar y en el aire que provocan. “Llevo la bandera porque es como llevar la Virgen dentro de ti. Para llevar la bandera tenemos ciertas técnicas para cuando el viento está de cara y tenemos que saber llevarla”, relata.

La fe, no solo puede mover montañas, también mueve masas de personas y un innegable amor por la hermandad. El anhelo de estar cerca lo más cerca posible de La Virgen de La Cabeza llega diferentes puntos del país y el último fin de semana de abril se convierte en el más esperado de todo el año para quien reza por la Madre de Andújar.

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