El parqué
Jaime Sicilia
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El príncipe Guillermo se ha sincerado en su reciente viaje a Sudáfrica y ha reconocido que ha vivido un año “terrible” debido sobre todo a las enfermedades de su esposa, la princesa Catalina, y de su padre, el rey Carlos III. Al poco de un año de su reinado, el monarca fue diagnosticado de cáncer, cuyo tratamiento aún sigue recibiendo. En el caso de Kate, desapareció de los actos públicos tras Navidad y una delicada intervención de abdomen en enero reveló que sufría cáncer, tal como trasladó personalmente en un vídeo que grabó en marzo. A principios de junio anunciaba que iría retomando tímidamente su agenda. Su reaparición fue en el desfile Trooping The Colour, donde mostraba un aspecto recuperado. En septiembre se anunciaba que había concluido su tratamiento contra el cáncer.
Este próximo domingo, Día del Recuerdo a los caídos de la Commonwealth en las guerras, Catalina estará presente junto a su marido en las ofrendas de amapolas. En estos tributos militares también estará presente el rey británico, mientras su esposa, Camilla, está reponiéndose de una afección pulmonar.
Para Guillermo 2024 ha sido “el año más difícil de su vida”, su annus horribilis, y lo ha reconocido en Ciudad del Cabo. De sopetón le llegaron una serie de responsabilidades que no contaba asumir por la ausencia de su padre, mientras con urgencia se volcaba en su labor familiar como marido y padre (de sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis).
Tras pasar lo peor, el príncipe ha destacado el valor de su esposa y cómo ambos se han ayudado mutuamente a hacer este tramo en pendiente una etapa más llevadera. Kate ha regresado al gimnasio, que le hacía especial ilusión, y su marido asegura desde el confín sudafricano que se siente “muy orgulloso de ella” y también de su padre, con la recuperación que está afrontando sin renunciar a sus obligaciones. Su hijo mayor reconoce que ha sido difícil para toda la familia superar todas estas adversidades cuando estaba tan reciente el fallecimiento de Isabel II.
“Disfruto de mi trabajo y disfruto de marcar mi ritmo y asegurarme de tener también tiempo de calidad para mi familia”, ha añadido en este arrebato de franqueza el heredero británico. Una conciliación familiar que es también ejemplo en su país.
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