Rosario Troncoso: "Bien usadas, las redes sociales son un fuerte instrumento creativo"

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La escritora Rosario Troncoso.
La escritora Rosario Troncoso. / Carlos Yebra

APRENDER A VER PALABRAS. Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) se dedica a las letras tanto desde su profesión (profesora de Lengua y Literatura), como desde la creación. Quizá por ello, en toda su trayectoria ha estado presente también la labor divulgativa. Accésit en el XV Premio de Poesía de Sanlúcar por la obra Reconstrucción, entre sus poemarios más recientes se encuentran Los ángeles fríos, Relámpagos o En el corazón, escamas. Su último trabajo es el poemario Vuelo rasante (El Juglar).

–Vuelo rasante se estructura en dos partes muy diferenciadas, ¿qué aporta la una a la otra?

–La primera parte responde a una ampliación y revisión de un libro anterior, Tapar los espejos, que tuvo muy buena acogida pero poco recorrido debido a circunstancias personales y por coincidir con la pandemia. Con la editorial El Juglar acordarnos su reedición ampliada y hacer algo diferente. Y añadí textos que se correspondían con otra etapa vital y literaria, más luminosa, que aportaban contenido interesante al libro. 

–Precisamente, el tema que une todo el título es el renacer. Una de las cuestiones más curiosas que tienen los momentos depresivos es que es difícil explicarlos.

 –No me importa hablar de mi vida personal porque soy bastante abierta y comparto mi experiencia con otras personas a las que pueda ayudar. Sin temer a la estigmatización que podemos sufrir quienes hemos vivido un proceso depresivo u otro tipo de trastorno que afecte a la salud mental, se ha de hablar de ello con total naturalidad para poder abordar el problema desde una perspectiva sana:debemos ser capaces de aceptar y comprender que un trastorno depresivo o la ansiedad no son tonterías o mala gestión de las emociones, sino que nos puede afectar a todos, incluso al más equilibrado. Es necesario ser lo suficientemente valiente, pedir ayuda, encontrar apoyo en el entorno. Por eso aquí hay textos que hablan sobre ese proceso hacia la sanación. 

–Siguiendo este hilo, ¿resulta la poesía un buen medio para ello? ¿Hasta qué punto la escritura puede actuar como terapia? 

–La escritura sin duda es una terapia maravillosa, pero la literatura debe ser algo más: podemos encontrar la base de la inspiración en sentimientos y emociones que estamos viviendo, pero para que sea una obra literaria debemos dejar reposar esos sentimientos que a veces nos superan o nos brotan a borbotones, para que sea un texto interesante a los ojos de los demás. La literatura tiene una base terapéutica, sobre todo en la poesía, pero no tiene nada que ver con una terapia. En poesía, lo correcto es universalizar esas emociones para poder llegar a todo tipo de lector;o para lograr un disfrute artístico del texto.

La escritura sin duda es una terapia maravillosa, pero la literatura ha de ser más que eso"

–La poesía como respiradero de espíritus torturados –y uno puede pensar en Plath, Pizarnik, Sexton...–, ¿cuánto hay de cliché en esto?

–Es muy complicado apartar los clichés y hacer algo diferente. Yo no huyo para nada, y en mi obra se ve a las claras la influencia y las fuentes de las que bebo como Plath, poesía beat, y otros poetas de cabecera como Luis Cernuda, Lorca, Benítez Reyes, García Montero Téllez, Pizarnik, Rosa Chacel, Virginia Woolf... La poesía es permeable y por eso admite muchas interpretaciones y también, como tú dices es respiradero de espíritus torturados, ya que el dolor es un recurso maravilloso de creación, siempre y cuando se sepa atravesarlo, superarlo y seguir creando. Los poetas suicidas son “maravillosos” para beber de ellos, son magnéticos, pero ahora mismo prefiero mirar la luz de frente y retomar la alegría de la escritura para conocer otros caminos. Las ganas de vivir también se pueden encontrar en la poesía, ¿por qué no?

–Iba a preguntar qué sentido tiene algo como la poesía en un mundo de impactos visuales, pero se define como poeta con cámara. 

–En realidad no me agrada definirme como poeta, ni como escritora, ni como profesora, ni como nada en concreto: soy una persona con inquietudes creativas, lectora voraz, cinéfila y amante de la cultura en general, en una forma de huida de una realidad que a veces no corresponde con nuestras expectativas. A la fotografía me he acercado como aficionada, y me encanta aprender a ver fotos alrededor, y además tengo la suerte de tener a mi lado a personas que sí son verdaderos artistas del lenguaje visual.

–¿Qué cree pueden aportar redes y nuevas plataformas a la hora de conformar un nuevo lenguaje?

–En un principio fui un poco reacia a los poetas instagramers, por ejemplo, pero me he ido adaptando y, como profesora, también uso este tipo de herramientas para poder llegar al alumnado y engancharlos así a la lectura y como medio de expresión. Pienso que no hay vuelta atrás de las redes sociales, y hay que aprender a manejarlas: esa es la clave para que no te aplaste el momento actual con la velocidad de lo visual, la inmediatez e incluso la sobreinformación. Bien usadas, las redes son un potente instrumento creativo.

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