María Hesse: "Hay que ser muy valiente para mirar al miedo"
María Hesse (Huelva, 1982) es ilustradora desde los seis años, pero cuando terminó sus estudios de Educación Especial fue cuando decidió dedicarse de lleno a poner imagen a las palabras. Desde entonces ha trabajado para distintas editoriales, revistas y marcas comerciales, además de participar en varias exposiciones. Su primer éxito editorial lo alcanzó con Frida Kahlo. Una biografía, que cuenta con quince ediciones y ha sido vendido en doce países con esta obra obtuvo el Premio de la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Brasil. Posteriormente publicó otras biografías ilustradas sobre David Bowie y Marilyn Monroe, así como, recopilaciones biográficas de mujeres de diferentes épocas. La anterior obra fue Malas Mujeres (Lumen, 2022)
–¿Por qué escribir sobre el miedo?
–Fue un libro que yo en realidad no empecé escribiendo sino dibujando. Es algo que siempre he hecho cuando he necesitado. Ha habido dibujos que salían de una necesidad y los hacía para mí, más allá de quererlos compartir o no. Cuando fueron saliendo, pensé que lo mismo los utilizaba para una exposición. En un momento en el que estaba muy cansada y en un proceso vital que no entendía muy bien por qué estaba ahí, pero que estaba. Se me venían imágenes y esos monstruos que van saliendo por diferentes parte del cuerpo y lo que a mí me pedía era dibujarlo. Paralelamente, escuchaba canciones y leía poemas que me estaban acompañando en ese momento y que me ayudaban a entender también, pues yo creo que el poder que tiene el arte y la literatura también a veces como que te sirven el espejo y te ayuda muchas veces a entender. Me apetecía ilustrarlo porque me acompañaba.
–¿Y cuando se convirtió en libro?
–En realidad primero esas imágenes se transformaron en cómic, porque las imágenes cobraban vida y por eso están esos cómics en la historia. Poco a poco fue tomando forma la trama. Aparece entonces ese personaje de ficción, originalmente estaba escrito en tercera persona y después pasé a primera que va transitando unos miedos por los que estaba pasando yo. Ha sido un periodo de cuatro años. Entre medio ha habido una pandemia, decidí ir a terapia, un proceso muy largo en el que El Miedo me ha acompañado.
–Casi todas las mujeres pasamos por las mismas experiencias vitales que la protagonista.
–Eso es algo que se está viendo ahora con los libros que estamos escribiendo las autoras. Por fin hablamos de nuestra realidad. Ya no estamos leyendo la narración masculina de la feminidad, sino que, claro, te das cuenta de que todas pasamos por procesos similares. Todas las que también pertenecemos a una clase social y a un contexto. Hay unos miedos que yo creo que son universales como es el miedo a la muerte, o sea, como a la vejez y en última instancia, la enfermedad, pero luego hay unos miedos que claro que están también muy asociados al género.
–En esa visión femenina de las cosas parece que hay novedad cuando es algo que todas las mujeres sabemos.
–Cuando estás viviendo algo que no te han contado piensas que estás viviendo una anomalía. Entonces empieza esa sensación de culpa o de que hay algo mal en ti y cuando empiezas a leer el relato de otras mujeres que están transitando cosas muy parecidas a las tuyas, te das cuenta que no estás sola y eso da mucho consuelo. Ves que no hay nada mal en ti, que lo que te pasa es lo que nos pasa a muchas de nosotras. Eso te quita mucho peso, porque además a las mujeres se nos ha educado para la excelencia, de repente que hablemos de la mediocridad y que empecemos a intentar encontrar placer en la mediocridad, porque no podemos hacerlo bien, todo es imposible, y causa mucho estrés. También se nos ha educado a las mujeres mucho en la culpa. De repente escuchar todos esos relatos, donde nos damos cuenta que no encajamos en el relato patriarcal que nos ha dicho cómo somos nosotras. Eso es lo que necesitábamos.
–Hay que ser muy valiente para hablar del miedo.
–Hay que ser muy valiente para mirar al miedo. A veces nos convencemos de que no tenemos miedo y seguimos adelante, pero no quiere decir que no tengamos miedo, sino que no lo estamos mirando a la cara. Eso antes o después acaba pasando factura, qué es lo que a mí me pasó y aprendí a sobrevivir y he necesitado mirarlo para aprender a vivir, para comprenderlo y entenderlo. Para mí no ha sido un acto de valentía. Yo desconfío de la gente que no se muestra vulnerable. La vulnerabilidad es parte de la vida, nos hace mejores personas y es bueno compartir con los demás esa vulnerabilidad.
–¿Cómo es el miedo?
–El gran miedo sale del pecho y la ansiedad de la barriga. Hablamos muchas veces de la salud mental y parece que es algo que solamente está en nuestra cabeza y es increíble como acaba repercutiendo en el cuerpo, que se descompensa. A nivel visual es muy potente.
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