“Tener un hilo real es lo que hace maravillosa a una historia”

Jessica Knoll | Escritora

Jessica Knoll
Jessica Knoll / Sabrina Lantos
Fátima Sigüenza

22 de octubre 2024 - 04:59

Jessica Knoll (Filadelfia, EEUU, 1983) se convirtió en una autora superventas gracias a su primer libro, La chica que lo tenía todo, que fue adaptada a película en 2022 de la mano de Netflix. Además, ha trabajado para medios como Cosmopolitan y Self. Chicas brillantes (RBA) es su tercera novela.

–‘Chicas brillantes’ es su tercera novela. ¿Siente la necesidad de que sus historias siempre partan de un hilo real?

–Como en el dicho, mientes en la no ficción y cuentas la verdad en la ficción. Está muy bien tener la cubierta de la ficción como protección, te permite acceder a ciertas emociones o verdades con las que quizás no estaría cómoda si dijera ésta es mi historia al 100%. Creo que lo que hace una historia maravillosa es ese hilo real.

–La novela está basada en los crímenes de Ted Bundy. ¿Por qué fascinan tanto los asesinos en serie?

–Creo que lo que es fascinante es que intentemos entender cómo o por qué ocurrió. Intentamos aplicar cierta lógica a una persona o a una situación ilógica. Hay varios motivos. Por un lado, es como una especie de manta de seguridad: si podemos entender exactamente cómo ocurrió nos podremos proteger; como seres humanos, intentamos controlar nuestros destinos, pero es un falso sentido de seguridad porque no podemos controlar ni lo que nos ocurre ni a otras personas. Por otro lado, es como una especie de mosca en la pared (mirar detrás de la cortina, ver algo que normalmente no tendrías la oportunidad de ver), tiene cierto punto vouyerista: intentamos satisfacer ese tipo de necesidad cuando leemos true crime. Además, como mujeres, vivimos con una especie de amenaza de violencia; es un miedo que tenemos muy interiorizado y que intentamos procesar desde un espacio seguro. El ver algo aterrador o violento o leer acerca de ello te permite trabajar eso y enfrentarte a tus miedos cuando sabes que estás físicamente a salvo.

–En esta ocasión, la historia pone el foco en la víctima. ¿A qué se debe este giro con respecto a otras novelas del género?

–No tendría una historia si la contara desde la perspectiva del agresor porque se ha contado millones de veces. Como ex periodista, siempre busco el ángulo que la gente no conoce y me atraen este tipo de historias. Me gusta escribir cosas que querría leer. Me ha funcionado bien hasta la fecha. 

–¿Cree que estamos asistiendo a un cambio en el papel “tradicional” de la mujer como protagonista?

–Las mujeres llevan escribiendo a mujeres realistamente y de manera completa durante siglos. Lo que no creo que hayamos llegado a tener es quizás el respeto y la admiración críticas para que las historias escritas por mujeres y sobre mujeres sean tomadas en serio, tanto como las escritas por hombres. Eso sí es un cambio.

–Su primer libro, ‘La chica que lo tenía todo’, se convirtió en superventas. ¿Esperaba esa respuesta?

–Sé que no suena muy humilde, pero siempre hubo una parte de mí que pensó que esto iba a encontrar un público y a tener un gran impacto. Una parte de eso venía por el proceso de escribir el libro: fue una experiencia enérgica, no podía dejar de escribir, enamaba de mí. Hubo muy poca edición después de la novela. Sentía que la experiencia de los lectores probablemente fuera muy similar a la que tuve yo escribiéndola.

Las historias escritas por y sobre mujeres no han sido tomadas tan en serio como las escritas por hombres”

–En esa obra abordó el tema de las agresiones sexuales. ¿Sigue habiendo en EEUU cierta permisividad ante estos delitos?

–Sí, en EEUU y en todas partes. Hay progreso, ves por ejemplo como alguien como Harvey Wenstein es detenido y va a la cárcel, o la historia de Puff Daddy; hombres poderosos que durante tanto tiempo se vieron por encima de la ley encontrando las consecuencias de sus acciones. Pero, por otro lado, hay un debate presidencial donde Donald Trump le dice a la primera mujer de color nominada para el cargo que para llegar donde está se ha acostado con diferentes personas, lo que no tiene ningún fundamento, es falso y repugnante. No ha habido ningún tipo de reacción fuerte posterior y sigue habiendo un montón de gente que le apoya, incluso tras ser declarado culpable de agresión sexual a (E. Jean) Carroll; sigue siendo candidato a la Presidencia de EEUU. Hablan de que el progreso consiste en dos pasos hacia delante y uno hacia atrás. Creo que eso es real porque vemos el progreso, pero podríamos estar en los años 50 con este tipo de retórica.

–¿Qué le llevó a revelar que su propia historia estaba detrás de esa trama?

–Mi proceso para poner ahí mi historia fue escribirla tal cual pasó y que el lector decida, porque me dijeron que lo que me pasó a mí no fue una violación, que yo había participado en lo que me había ocurrido. Desesperadamente necesitaba que otras personas validaran mis sentimientos sobre este tema, pero también tenía miedo porque pensé que no sobreviviría a otra ronda de gente diciéndome que no podía llamarme víctima. Suena extraño, pero me dio mucho consuelo leer críticas de los lectores on line que decían que el personaje había sido una víctima de agresión sexual porque esencialmente decían que yo había sido una víctima. Pensé que estaría bien tener el valor de salir ahí fuera y decir que esta historia era la mía.

–Este tipo de tragedias siguen estando a la orden del día. De hecho, el juicio del caso Pelicot en Francia está teniendo mucha repercusión. ¿Qué cree que se necesita para acabar con esta terrible lacra?

–Es un tema tremendamente complejo. La violencia en una pareja es uno de los temas más complejos con lo que las mujeres tienen que lidiar. Hay mucho secretismo en las relaciones como esas porque la víctima a menudo intenta proteger a su agresor, no sólo porque le quiere o porque está confusa, también porque está intentando salvar su vida. No conozco la respuesta. Creo que quizás más conciencia acerca de la dinámica tan compleja que lo rodea, algo que ayude a leer las señales para intervenir.

–En unas semanas, EEUU celebrará unas elecciones en las que Trump podría volver a la Casa Blanca. ¿Qué se podría esperar en temas de derechos de las mujeres si esto sucede?

–Lo peor ya ha pasado. Ha revocado la Ley del aborto y ha vuelto al Estado. Hay rumores de que firmaría una prohibición del aborto a nivel nacional. Lo que más me asusta es que quiere hacer aún más poderosa la posición ejecutiva, otorgando al presidente la habilidad de firmar más leyes pasando por alto el Congreso. Le hemos visto expresar admiración por dictadores. Él siempre saca partido y se aprovecha de los vulnerables.

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