Café Quijano: “Nos encanta ir abriendo fronteras”

El grupo Café Quijano.
El grupo Café Quijano. / Gabriel Hinojosa

Cuando el padre de Manuel, Óscar y Raúl Quijano montó un pequeño café-concierto en León llamado La Lola, poco podía imaginarse que sus tres hijos lo pasearían por el mundo y lo harían famoso. Tampoco podía sospechar que ese lugar, donde sus vástagos arañaron los primeros acordes a sus guitarras, hoy sería también un museo que recibe a miles de personas cada año. Café Quijano lo ha hecho posible y así nos lo cuenta Manuel (Quijano).

Pregunta.¿Ser hermanos les ha unido o la confianza da asco?

Respuesta.Después de 28 años que vamos a cumplir juntos lo que ha hecho que sigamos aquí es que seamos hermanos.

P.Pusieron León en el mapa, musicalmente hablando...

R.Cuando salimos sí. Repercutió mucho a nivel nacional e internacional.

P.Tras casi 30 años, ¿es más difícil mantenerse en esta profesión que en otras?

R.En muchos momentos es una especie de dientes de sierra donde continuamente vas subiendo y bajando, pero te vas manteniendo ahí, algunas veces con más exposición que otras. Creo que la gracia y la suerte es poder mantenerte con un nivel de exigencia siempre máximo y con un nivel también de ofrecimiento a tu máximo nivel. También querer ofrecer algo que sientas que estás haciéndolo con todo lo mejor de ti.

P.¿Qué es Miami 1990?

R.Es el punto de partida de un viaje que iniciamos apasionante a una ciudad que ha formado parte de nosotros más de la mitad de nuestra vida y en la que hemos encontrado argumento para hacer, no solamente este álbum, sino muchísimos más. Pero en concreto este disco habla mucho de aquellas cosas que nos encontrábamos, aquellos escenarios de un Miami del año 90 que no tiene nada que ver con un Miami del año 2025.

P.¿Qué hay de veracidad en estos temas?

R.En estos, mucha. Siempre hemos dicho que no somos los protagonistas de todas las canciones, pero en este disco sí que somos protagonistas de muchísimas, porque es como una especie de balance del pasado casi al detalle.

P.¿Cómo era esa Miami y cómo se sentían como leoneses aterrizando por aquellos lares?

R.León es una ciudad muy pequeña, muy recogidita, donde todo está muy a mano. Y pasas a una ciudad donde nada está a mano, donde el recogimiento no tiene nada que ver con el de una ciudad como León. Y todo es sorprendente. Todo era nuevo, donde pocas cosas se habían visto a no ser que vieras mucho Corrupción en Miami. Aquella época no era como esta donde no hace falta estar en ningún sitio ni haber viajado para que las redes sociales o la televisión o los cientos de miles de canales que existen te puedan enseñar algo sin necesidad de haber estado ahí.

P.Cuentan con una música original y con una forma particular de interpretarla, pero les han comparado con el pop británico...

R.Hay gente que dice que tenemos cierto aire en algún punto de las canciones al pop británico, incluso en la imagen. Eso de ir siempre muy uniformados es o era muy de grupo británico. Quizás hay algo de eso, pero nosotros tenemos un punto más que es quizás el de la faceta rockera, más similar al rock, algo más californiano, más americano, con matices de lo que se considera música latina, con las percusiones, con unos arreglos de metales muy en esa onda también. Tenemos un poco mezcla de todo eso. No obstante, estamos encantados de que la gente encuentre esa variedad de sonidos.

P.Tienen ante ustedes un tour ambicioso...

R.Sí, dos países más que el año pasado. Estuvimos en 10 u 11. Vamos a añadir Suiza y República Dominicana. Es una gira maravillosa que nos hace darnos cuenta de lo privilegiados que somos de conocer diferentes ciudades, todo gracias a esto, a la música. Nos encanta ir abriendo fronteras.

P.¿Por qué el grupo ha tenido una postura más discreta en los últimos años?

R.Hay una cosa que ha cambiado mucho de unos años para acá. Antes estábamos mucho en la televisión, había muchos más programas. Ahora estamos mucho menos expuestos y eso hace que parezca que estás mucho más apartado de los conciertos o de la música, y es todo lo contrario. Es cierto que la gente se sorprende cuando nos ven en un concierto. Y la verdad es que se vende todo. Es curioso porque estamos tocando y metiendo más gente que nunca y en cambio es menor el conocimiento popular. Estamos sonando menos en la radio, saliendo menos en la televisión, pero curiosamente tocamos más. Es una discreción curiosa, porque no es buscada pero no nos molesta, todo lo contrario. Nunca hemos estado mejor posicionados en estabilidad de conciertos y, en cambio, sí es cierto que parece que estamos desaparecidos.

P.¿En qué se diferencia este Café Quijano del de la Taberna del Buda o La Lola?

R.Hay poca diferencia. Hemos adaptado nuestro sonido, pero sigue siendo el mismo, con la misma esencia. Nos diferenciamos sobre todo en cómo vemos las cosas ahora, en lo conscientes que somos del privilegio de estar tantos años. Antes ni nos parábamos a pensar en eso. En cambio ahora sí pensamos que nos gustaría aguantar otros 30 y poder seguir disfrutando cada día como locos en el escenario.

P.¿Cómo es la industria hoy?

R.Es una industria o una oferta musical muy diferente a la que existía cuando empezamos. Hay una oferta desmesurada dando la impresión de que la música es más de usar y tirar, de consumo mucho más efímero y más rápido, pero nosotros no consideramos que estemos dentro de este capítulo. Somos como un poco outsiders. Vamos un poco a nuestro aire, a nuestro rollo, por nuestro circuito. No queremos salirnos de ahí, seguimos haciendo álbumes completos que tengan que ver con un concepto general de lo que queremos contar y ahí seguimos. Tenemos nuestra parcelita y ni nosotros nos metemos en la de los demás, ni los demás se meten en la nuestra.

P.¿Qué público encuentran en sus directos?

R.Desde chavales con críos a jóvenes o gente de 60 o 70 que tendrían 35 cuando salió La Lola. Estamos felices porque es lo más bonito que nos puede pasar.

P.¿Cómo han irrumpido las redes en Café Quijano?

R.Lo estrictamente necesario. No somos dependientes de ellas, le damos la importancia justa. Nuestras redes sociales las atendemos con mucho amor, pero no con la asiduidad con la que mucha gente lo hace, seguimos resistiéndonos y vamos por el método tradicional. Nos promocionamos por redes, pero sin sentirnos esclavizados por ellas.

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