Emerita refuerza su proyecto minero en Huelva con 19 millones de toneladas certificadas
Minería
La compañía canadiense incrementa el volumen y la calidad de sus reservas en zinc, cobre, plomo y oro tras invertir más de 26 millones en el proyecto y superar los 100.000 metros de perforación
IBW de Emérita, una revolución en la minería metálica andaluza

Huelva/Hay veces en las que los números hablan más alto que los discursos. Y los que acaba de presentar Emerita Resources con su proyecto Iberian Belt West (IBW) en el suroeste de Huelva suenan como una declaración de intenciones en mayúsculas: un 35% más de recursos minerales indicados, un 44% más de recursos inferidos y casi 19 millones de toneladas certificadas por la consultora internacional Wardell Armstrong. En un contexto internacional en plena disputa por las materias primas críticas, y con Europa intentando sacudirse la dependencia de Asia en el suministro de metales esenciales para su transición energética, el Andévalo onubense irrumpe en el mapa como una pieza clave en el tablero industrial de las próximas décadas.
El nuevo cálculo de recursos que Emerita acaba de publicar incluye los datos obtenidos tras su campaña de perforación: 105.500 metros en 299 sondeos, repartidos en los depósitos de La Romanera, La Infanta y el recién sumado El Cura, cuyo alto contenido en cobre y oro aporta un plus de atractivo a los ojos de cualquier inversor o industria de transformación de metales.
Para quienes no estén familiarizados con el argot minero, los recursos “indicados” e “inferidos” son categorías de certeza geológica. Los primeros son más sólidos, con una alta probabilidad de extracción rentable; los segundos, aunque menos definidos, dibujan un horizonte de exploración prometedor. Ambas categorías han aumentado sustancialmente en la nueva estimación de Emerita, con un dato especialmente relevante: las onzas de oro en la categoría indicada se han incrementado un 24%, alcanzando las 783.000.
En resumen: más cantidad, mejor calidad y una diversificación que hace del proyecto un ‘bocado’ muy apetecible para Europa. Y es que el IBW no se limita a ser una mina con zinc, cobre y plomo. Aquí hay oro, hay potencial de crecimiento, y hay además una apuesta de sostenibilidad, formación y arraigo en el territorio que ya empieza a calar en la provincia de Huelva.
La empresa, presidida por el geólogo Joaquín Merino Márquez, no oculta su ambición. En sus propias palabras, “hemos invertido más de 26 millones de euros de fondos propios. Sin un concepto geológico acertado y sin soporte financiero que entienda el riesgo de la exploración, no hay resultados. Nosotros hemos puesto las dos cosas”.
Con estas cifras sobre la mesa, Emerita se ha marcado un objetivo claro: pasar de la exploración a la explotación. Ya en diciembre de 2023 solicitó formalmente el pase a concesión minera, paso imprescindible para comenzar a construir una mina moderna que saque partido a todo este potencial. Mientras tanto, siguen afinando la planificación, reforzando el componente ambiental del proyecto y estrechando la colaboración con las autoridades locales y comunidades vecinas a través de su Fundación Emerita Compromiso Sostenible.
El contexto internacional juega claramente a su favor. En plena efervescencia del Green Deal europeo, con la movilidad eléctrica, la digitalización y la seguridad energética como pilares de la nueva economía continental, los metales del subsuelo de Huelva pueden ser la chispa que encienda muchas industrias clave. Así lo deja entrever Merino con un mensaje que bien podría figurar en una campaña institucional: “Puede que, por primera vez, regiones ricas de centro Europa estén dependiendo del Andévalo Occidental de Huelva. Muy pronto será esta comarca la que atraiga la tecnología, porque de aquí saldrán los metales”.
Merino no se deja en el tintero casi ninguna de las industrias tractoras y pujantes de la economía actual en su discurso, y asegura que, en este contexto, espera que “las industrias automotrices, química, agrícola, energías renovables e incluso el mismísimo sistema financiero nos mire como la fuente que dará vida a sus actividades gracias a nuestro esfuerzo, determinación y capacidades”.
Con cuatro perforadoras activas y más de 40 personas trabajando a diario en el proyecto IBW, la maquinaria no se detiene. Y ahora, con el permiso de exploración recientemente concedido en Ontario, una zona aledaña a los actuales depósitos, el proyecto crece en superficie hasta alcanzar las 8.000 hectáreas, frente a las 2.400 iniciales. Es decir, se multiplica por algo más de tres veces el área operativa, y con ello el margen de crecimiento futuro.
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