Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Aranceles a la aceituna negra
La Roda de Andalucía/Donald Trump, carne de memes y chistes en Twitter, pero también presidente del país más poderoso del mundo, se ha convertido en el enemigo número uno de un pueblo de 4.000 habitantes de la comarca de Estepa. En La Roda de Andalucía, "ese señor de pelo raro y modales groseros" ya no hace ni pizca de gracia. Su apuesta constante por sobreproteger a las empresas e industrias estadounidenses por encima de los acuerdos internacionales de comercio forjados durante décadas de negociaciones –que en la práctica nunca han hecho al país norteamericano más pobre, sino más rico– ha cristalizado en que el departamento de Comercio de EEUU decidiera aumentar los aranceles a la venta de la aceituna negra española en su territorio en casi 14 puntos porcentuales.
Ahora, una empresa española que quiera exportar este tipo de manjar que tan bien se cultiva y procesa en ciertas zonas de Andalucía –principalmente en Sevilla y algunos pueblos cordobeses– deberá pagar 30 euros de "penalización" por cada 100 euros de este producto que quiera introducir en EEUU.
Una desventaja insalvable para competir con las empresas, principalmente californianas, que también producen aceituna negra, en muchos casos usando técnicas y materias primas importadas hace años de los mismos pueblos a los que ahora quieren asfixiar económicamente.
Lo que la Administración de Trump quiere hacer impacta directamente en el estilo de vida tranquilo y relativamente feliz de una zona y, sobre todo, de un pueblo. La Roda registró el pasado mes de mayo un 15,13% de paro (307 personas de 4.227 habitantes), incluso por debajo de la media nacional, y muy alejado del 24,7% que marcó Andalucía en el primer trimestre de 2018. Incluso en lo más crudo de la crisis, la tasa de paro de La Roda nunca subió por encima del 18%. El secreto: una industria saludable y muy competitiva construida alrededor de la aceituna, de la que la empresa Agro Sevilla es su máximo exponente.
Pero tanto la Junta como la patronal y los sindicatos ya han advertido de los efectos nocivos que puede acarrear la subida arancelaria: pérdida de 350 millones de euros en el próximo lustro y 8.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, en riesgo. Unas cifras que han metido el miedo en el cuerpo a los vecinos de la Roda. "Aquí hay mucha gente de campo que tuvo que emigrar en los setenta, pero muchas de esas familias, incluso sus hijos, han ido volviendo y siguen volviendo porque ahora aquí se vive bastante bien y hay faena. El miedo es que, por culpa de este tipo de cosas, haya que volver a hacer las maletas", explica Gustavo Guerrero, un joven que volvió de Terrasa con 10 años.
De momento, la sensación en La Roda es más de temor por lo que está por venir que de desazón por la situación actual, ya que los efectos de la medidas impulsadas por el nuevo presidente estadounidense aún no se han hecho notar. "A Trump no le vamos a invitar al pueblo. Eso seguro. Aquí no hay otra cosa que la aceituna. Mi marido lleva 20 años trabajando en Agro Sevilla y estamos encantados. Pero ahora en el pueblo hay cierto miedo, es algo que está en el ambiente y que sale en muchas conversaciones porque el futuro de muchas familias depende de ese señor por lo que parece", afirma Elia Quintana, de 36 años.
El olor característico a aceite, denso en algunas zonas, es lo primero que llama la atención de La Roda al visitante ocasional. Lo segundo que destaca es que sus habitantes parecen muy satisfechos con su calidad de vida. Hay grupos de niños jugando al ajedrez en la puerta del Ayuntamiento, donde anuncios de torneos de petanca o liguillas de fútbol contra la droga tienen un lugar destacado. Se ven bicis sin candado, mientras sus dueños toman café a unos metros. El alquiler de un buen piso, de dos o tres habitaciones cuesta algo menos de 300 euros, que la mayoría de los rodenses pueden permitirse pagar sin muchos agobios gracias a toda la industria surgida alrededor de la aceituna. "No sólo exportamos aceituna y sus derivados, sino que también vendemos maquinaria agrícola y el comercio local goza de buena salud. No se puede permitir que todo esto se ponga en riesgo porque Trump quiera gobernar a golpe de cabezonería y se esté peleando con media Europa. En este tema está claro que es el único culpable. La Junta, el Gobierno Central o la Unión Europea (UE) son las víctimas y sólo pueden defenderse de estos ataques", asegura Pepi Valverde, primera teniente de alcalde de Izquierda Unida, que ganó las pasadas elecciones municipales, en una localidad históricamente socialista.
El alcalde, Fidel Romero, ya ha enviado cartas a todos los organismos implicados pidiendo máxima diligencia en este asunto y que se busque una solución rápida. "Desde aquí vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que la subida de aranceles no se concrete", indica.
No sólo los jóvenes, las familias y los políticos están preocupados y enfadados con Trump, que ya debe estar más que acostumbrado a sufrir animadversión de una punta a otra del planeta, después de comenzar su carrera empresarial soliviantado a amplios sectores sociales de su Nueva York natal incluso ante la mirada desaprobadora de su propio padre, del que heredó su imperio inmobiliario. Pedro González, de 79 años, es el ejemplo de lo que piensa la generación que se ha pasado toda su vida trabajando en el campo: "Los americanos se han llevado todo lo mejor de aquí, empezando por las mejores aceitunas y ahora quieren hacernos esto. Habría que hacerles lo mismo y quitarles todas las bases militares que tienen en España".
En Agro Sevilla, la empresa que da trabajo a más de trescientos personas de La Roda y de otras localidades de la comarca de la Estepa, y principal exportadora de aceituna de mesa del mundo, como reza en su propia web, las últimas noticias no han gustado, pero prefieren mantener la calma. Los trabajadores se sienten tranquilos y prefieren limitarse a realizar su labor lo mejor posible antes de divagar con un futuro que aún está por desentrañarse.
La gran esperanza es que la Comisión Internacional de Comercio de Estados Unidos, que se reunirá en los primeros días de julio, revierta esa medida tras la presión ejercida por el Gobierno español y la UE, que se han unido, junto a todo tipo de organizaciones empresariales y sindicales, para demostrar que las ayudas que recibe el sector son totalmente justas.
Mientras tanto, la incertidumbre seguirá planeando por La Roda y sus alrededores. Y una figura lejana, recortada en un horizonte fordiano, seguirá siendo el enemigo a batir. "El Trump y los que le acompañan son pistoleros. No son gente de fiar. Se les ve en la cara", dice Pedro González. Es el resumen del sentir de un pueblo que sin quererlo se ha visto inmerso en una guerra comercial con el país más poderoso del mundo, gobernado por uno de los presidentes más inefables de su historia.
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