Análisis
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La Cumbre del Clima de Glasgow (COP 26) ha sido el escaparate perfecto para que Iberdrola muestre al resto del mundo la hoja de ruta que se debe seguir para luchar contra el cambio climático. El presidente de la compañía, Ignacio Galán, ha sido contundente y claro en varias entrevistas atendidas a medios internacionales como el New York Times o Bloomberg: “la descarbonización es urgente”, y es que incluso la Agencia Internacional de la Energía le ha felicitado por su empuje en la revolución verde.
Los científicos no dejan de evidenciar los impactos del cambio climático en todos los lugares del planeta. A medida que sube año a año la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, la temperatura media del planeta no deja de ascender. Con ellos, la atmósfera dispone de más energía capaz de producir desastres meteorológicos de mayor magnitud y, a su vez, transforma el comportamiento normal de los climas.
En los últimos años hemos vivido fenómenos sin precedentes que, según la Organización Meteorológica Mundial dependiente de Naciones Unidas, no hubieran existido sin un contexto de calentamiento global.
El Acuerdo de París, un documento que ratificaron más de 100 países de todo el mundo después de la COP21, lo dejaba claro: la temperatura no debería subir en más de 2ºC y, en la medida de lo posible, quedarse en 1,5ºC. Un umbral consensuado por científicos de todo el mundo considerado como punto de no retorno. Una cifra que, sobrepasada, nos empujaría hacia los peores escenarios de cambio climático. Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía, anunciaba en la Cumbre de Glasgow que alcanzaríamos los 1,8ºC de aumento y felicitaba de forma pública al presidente de Iberdrola por saber ver la revolución verde.
La forma de evitarlo era clara, descarbonizando la economía o, lo que es lo mismo, dejando de emitir ingentes cantidades de estos gases que, como el dióxido de carbono, no hacen más que ayudar a calentar nuestra atmósfera.
La empresa española Iberdrola lleva liderando 20 años la descarbonización del país y de parte del mundo con el compromiso de conseguir ser neutra en emisiones en los próximos años.
Antes de que se materializaran muchas políticas de reducción de emisiones, y antes de que el debate del cambio climático saltara a la vida pública, Iberdrola lo vio claro: invertir en renovables era el futuro. Este cambio se produjo con la llegada del presidente Ignacio Galán, que empujó a la compañía al liderazgo de las energías limpias incluso a nivel mundial.
Iberdrola ha cerrado 17 plantas de carbón y petróleo y ha realizado una inversión de alrededor de 130.000 millones de dólares en energías limpias. Hace tan solo unos días, se viralizaban las imágenes de la demolición de su planta térmica en Velilla (Palencia), que escenificó la transformación de la forma de producir energía que pide el resto del mundo.
La compañía en este sentido también está dando pasos de gigante en el resto del mundo, destacando en varios países como líder en transformación energética. Tiene además un claro compromiso de descarbonización y protección de la naturaleza, anunciando incluso la plantación de más de 20 millones de árboles en los próximos años para tener un balance cero de emisiones y revolucionando la movilidad eléctrica.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha mostrado estos días su más férreo compromiso personal con la descarbonización, necesaria y obligatoria, que debe tener el planeta, si se quiere revertir el problema del calentamiento global. Hace 20 años se criticaba el cierre del carbón que puso en marcha Iberdrola y hoy es una necesidad para salvar el planeta.
Varios actos en la Cumbre del Clima al más alto nivel y varias entrevistas en los principales medios de comunicación internacionales han dejado ver el papel que Galán tiene para el resto del mundo como ejemplo y hoja de ruta de hacia dónde se debe ir, recibiendo multitud de reconocimientos mundiales y, recientemente, el Sello Real de Terra Carta que otorgó el Príncipe Carlos de Inglaterra.
No cabe la menor duda de que si se quiere conseguir la descarbonización y sobre todo, impulsar las renovables para tener una atmósfera más limpia, se necesita del liderazgo de grandes empresas que inviertan y lideren estos cambios porque en palabras del presidente de Iberdrola “ya no queda tiempo para actuar”.
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