Editorial: Álvarez, trabajo y discreción
ISIDORO Álvarez ha sido el ejemplo del empresario discreto, consagrado al trabajo y comprometido con su única empresa: El Corte Inglés. Nacido en 1935, a los 18 años se incorporó a la compañía en la que ha estado hasta el final de su vida y a la que le ha dado todo. Era común que se pasease por los establecimientos de su empresa, comiese en sus restaurantes e inspeccionara cada punto de atención al público, su verdadera obsesión junto a la calidad. En los años 60 accedió al puesto de director general, y desde entonces inició un proceso de expansión y diversificación que ha convertido a El Corte Inglés en una parte del alma material de este país. También de su proyección. Ése ha sido su gran éxito. Todos los sectores del país, desde el político al empresarial, lamentaron la pérdida de este gran empresario que agrandó y consolidó el legado de Ramón Areces. Todas las cifras de El Corte Inglés son grandiosas, pero muchas muestran su contribución al tejido empresarial del país: cuenta con 31.000 proveedores, tiene casi 94.000 empleados y en el año 2014 contribuyó al Estado con 1.280 millones de euros. El relevo de Álvarez parece seguro en la figura de su sobrino Dimas Gimeno, de 39 años, al que nombró consejero director general. Gimeno comenzó a trabajar como vendedor en El Corte Inglés, y su carrera profesional ha sido diseñada para ocupar este liderazgo. En los últimos tiempos, Isidoro Álvarez también contrató a Manuel Pizarro para que se dedicase a los asuntos financieros del grupo. El Corte Inglés supo manejar su deuda: refinanció 4.900 millones de euros, vendió el 51% de su financiera al Santander y emitió bonos por valor de 600 millones de euros. Pizarro, ahora consejero, está llamado a proseguir en esa labor. Pero la compañía tiene ahora un gran reto, que Isidoro Álvarez dejó apuntado en una de sus últimas intervenciones: la internacionalización de la empresa. A pesar de su tamaño y su excelente imagen fuera del país, la compañía necesita ir más allá y dar pasos en el extranjero; así lo quiso Álvarez, que fue el artífice de su diversificación. La compañía obtuvo en el último ejercicio un beneficio de 174 millones de euros, lo que supuso un incremento del 6,2% respecto al anterior. Por primera vez desde hacía cinco ejercicios, la compañía retornaba al crecimiento después de pasar, como todo el país, por una fuerte crisis de consumo. El Corte Inglés se encuentra, pues, en un buen momento para que se produzca el relevo en unas condiciones que permitan la expansión de este gran grupo español al que siempre distinguieron la calidad y la querencia por el buen hacer.
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