Un polémico penalti desploma al Atlético de Madrid (1-3)

Madrid/Superior una hora, reducido en el marcador por la falta de tino de Sorloth, el Atlético de Madrid de repente lamentó el empate con un zurdazo de Zhegrova que rebotó en Giménez y sufrió la derrota de forma inesperada, condenado por un penalti polémico, entre la incredulidad del equipo rojiblanco, derrotado en su casa por el Lille y enfrentado a una situación límite con sólo tres jornadas en Europa (1-3).

Nada habría sido como fue de no ser por la secuencia de fallos de Sorloth, pero, sobre todo, por la pena máxima que nadie en la grada entendió como punible. Primero porque el balón golpeó visiblemente en una mano de Mandi. Después, porque la patada de Koke a André no pareció para tanto. La pena máxima en el minuto 74 doblegó al grupo de Simeone.

Un golpe tremendo para el Atlético, que jugó y creó ocasiones antes para golear, incluso se adelantó, se sintió tan dominador y tan cerca del segundo tanto que jamás habría intuido cómo el partido desembocó en una derrota cuya trascendencia es indiscutible, pero cuya dimensión real se conocerá cuando avance aún más la competición. La próxima cita es contra el PSG, en París.

El brillo de Griezzman no iluminó lo suficiente

El 1-0 invitaba a lo contrario. Fue un regalo de Toure. Presionado por Griezmann, acechado por Julián Álvarez, apurado por un primer control irregular, el central izquierdo resolvió el lío de la peor manera posible. Su cesión atrás al portero, floja, defectuosa, inoportuna, fue un pase para el atacante argentino, cuyo tino sobre el marco rival está fuera de toda duda.

El cuarto gol ya para el campeón del mundo desde que viste rojiblanco, reunido de nuevo por segunda vez en la temporada junto a Sortloth y Griezmann; entre los tremendos contrastes entre los dos, entre la imprevista ineficacia del noruego y el espléndido encuentro del francés.

Es indudable para cualquiera en el Atlético, como remarca también Simeone, la relación entre la inspiración de Griezmann y el éxito de este equipo, dependiente del fútbol, la combinación y la visión de juego del delantero, cuya primera parte fue concisa, de esas que marcan la diferencia en cada palmo del terreno, en cada desmarque, en cada regate...

Sorloth, demasiado clemente

Y en cada pase. Dos propuso para el gol de Sortloth, en el otro lado de la balanza. El 9, goleador dos veces al Leganés, diez partidos después, falló tres tantos en la primera parte. Uno antes del 1-0, cuando De Paul lo habilitó delante del guardameta. Su remate fue una pifia. Dos ya con 1-0 a favor, ambos procedentes del talento francés, ambos malgastados por Sorloth. El primero lo picó sin determinación. El segundo lo lanzó demasiado alto.

 No está el Atlético para juguetear últimamente con el marcador. Lo padeció en San Sebastián, resistente hasta casi el final. Ni tampoco está para jugar con fuego en una competición como la Liga de Campeones. Ya lo sabe de antemano, por su pasado, que el torneo europeo penaliza el conformismo, cualquier invitación al rival para sentirse capaz del empate, en este caso un Lille casi inofensivo, con Jonathan David calentando banquillo y superviviente por la simple razón de que no fue el día de Sorloth.

Porque en un momento fue capaz del 1-1. Completó una fugaz transición, hasta que Zhegrova conectó con el gol. El Lille empató. Y sacó a Jonathan David, su doble goleador final, el primero de penalti, que tumbó a un Atlético que quedó perplejo ante su público.