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Como si fuera una maldición, el nadador español Hugo González acabó la final de los 200 espalda de los Juegos Olímpicos de París en sexta posición, en mismo puesto que ocupó el pasado lunes en la final de los 100, la misma plaza en la que concluyó hace tres años en Tokio.
Un maleficio que el balear pareció en disposición de romper este jueves en la piscina de La Defense Arena de París, tras completar los primeros cien metros en segunda posición. Algo nada habitual en Hugo González que acostumbra a ir de menos a más para acabar superando a sus rivales en el último largo, esos cincuenta metros finales en los que como asegura su entrenador José Ignacio González 'Taja' "muy pocos rivales son capaces de hacer" lo que hace el nadador español. Una circunstancia que hacía soñar con un medalla, por qué no, con la de oro, como la que el mallorquín se colgó el pasado mes de febrero en los Mundiales disputados en Doha.
De hecho, a falta de los cien metros finales sólo el griego Apostolos Christou, al que Hugo González ya superó en la capital catarí tanto en la final de los 200 espalda como en de los 100, marchaba por delante con él con una ventaja de 75 centésimas. Pero si el balear había nadado el segundo largo en 28.90 segundos en el tercero necesitó 29.83 para completar la piscina, que hizo pasar a Hugo González de la segunda a la tercera posición.
Eso sí a más de un segundo ya, más concretamente a 1.36 segundos, del griego Christou, que comenzaba a antojarse ya inalcanzable para el nadador español. Al igual que el húngaro Hubert Kos, campeón del mundo en el año 2023 en Fukuoka, que a diferencia de Hugo González iba incrementando cada vez más y más su velocidad para acabar colgándose el oro de 1.54.26 minutos. Más de un segundo menos -1.21- que el español, que pese a no rendirse jamás careció de fuerzas y acabó ocupando con un crono de 1:55.47 minutos la sexta posición a 62 centésimas del bronce que fue para el suizo Roman Mityukov con una marca de 1:54.85.
El sexto puesto le supo a poco al balear que logró este jueves en la final de los 200 espalda en París. El nadador español lamentó que la falta de empuje en los 50 metros de la prueba le privase de hacer un tiempo más cercano a sus mejores marcas, a pesar de haber logrado una buena carrera. "Buena salida. En general, buena carrera. Nos ha faltado el empuje del último 50 (...) No es una mala carrera, al final esto es los Juegos, pero no es nuestro potencial", señaló a la prensa tras la carrera disputada en la piscina del estadio Defense Arena.
No está "satisfecho" con el tiempo de 1:55.47 minutos que le dejó a 62 centésimas de la medalla de bronce, un logro que incluso superaba a mitad de la prueba cuando el crono le ponía en segundo lugar. Pero el tiempo final está lejos del récord de España que el nadador balear, de 25 años, estableció en los Nacionales disputados en junio en Palma de Mallorca, con un tiempo de 1:54.51. "Hemos nadado más rápido en Mallorca y en Doha", recordó, e incluso sostuvo que en ninguna de esas dos ocasiones cree que haya hecho "pico" como nadador.
González partía en la calle 8 al haber logrado la peor marca de todos los participantes, tras nadar en las semifinales en un tiempo de 1:56.52 minutos. Por eso había renunciado a participar este jueves en las series de los 200 estilos, en las que estaba inicialmente inscrito, para conservar fuerzas para esta final. Él se encontró "cómodo", y consideró que el esfuerzo que había puesto por la mañana era para "para hacer unos 55", pero no terminó de encontrar su "estilo". "Creo que era buena calle para nadar rápido esta tarde y simplemente no ha salido", dijo.
Tampoco consideró que las condiciones de la piscina le hayan perjudicado, ya que al final todos los nadadores están en la misma situación, así que "no hay excusa". "Está claro que hemos dado todo, no teníamos más en el día de hoy", concluyó. Ahora toca "analizar la prueba" y "descansar", contó, porque le queda "otra prueba en el 4 por 100 estilos en 2 días".
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