Antonio Molina, una promesa apasionada por el fútbol sala

Tiene el ímpetu de los apasionados y la alegría de los que han encontrado la ocupación que les hace felices. Se llama Antonio José Molina, aunque es más conocido por Antonio Molina, como el cantante de los años 60. Tiene 15 años y se dedica al fútbol sala. Actualmente juega en Jaén Paraíso Interior FS en la categoría cadete. Y lo que es más noticia, es uno de los dos jugadores jiennenses, junto al villanovense Mario González, que en el pasado Campeonato de España sub 16 se proclamó subcampeón con la selección de Andalucía.

La final fue contra el combinado de la Región de Murcia y se celebró en Córdoba en el mes de diciembre. “Fue un partido muy emocionante, propio de una final. Empatamos, hubo prórroga y al final ellos ganaron en la tanda de penaltis”. Antonio Molina, con esa modestia que inspira a las buenas personas, dice que “un segundo puesto tampoco está mal”.

La vida deportiva de Antonio José Molina no la tenía encarrilada para el fútbol sala. De muy niño empezó practicando el kárate y llegó a tener un color de esos que destacan en un palmarés. Fue en el colegio donde empezó a gastar energía corriendo detrás de un balón. Empezó como alevín en el equipo local y dejó aparcado el kárate al comprender que el fútbol sala que practicaba provocaba en él más cosas que las que jamás había imaginado. “Cuando juego al fútbol sala es como si me convirtiera en otra persona, no pienso en otra cosa, desconecto de todo”, dice Antonio, con una sonrisa de las que te hace sugerir que el mundo vale la pena.

“Cuando juego al fútbol sala es como si me convirtiera en otra persona, no pienso en otra cosa, desconecto de todo”

Aplicado en el aula y en el parquet

En la actualidad compagina sus estudios de 4º de ESO con la práctica del fútbol sala. ¿Cómo lo hace? Él contesta que es aplicado tanto en el aula como en la cancha. Los que le han visto jugar dicen que lo hace muy bien, que estamos ante una estrella en ciernes de este deporte que cada día atrae a más aficionados. Antonio dice que él no tiene un sitio fijo en el que jugar, que le gusta moverse por todo el campo.

El año que viene Antonio cumplirá los 16 años y abandonará la categoría de cadete. Pero piensa que seguirá jugando en el Jaén Paraíso Interior FS, aunque en una categoría superior.

El amor de Antonio por este deporte no se limita a jugar partidos con la intención de ganar, sino en el sacrificio que tiene que hacer todas las semanas para asistir a los entrenamientos. “Yo vivo en Bailén y siempre tengo a mi familia pendiente de llevarme a Jaén a entrenarme con el equipo. Y luego están los desplazamientos para jugar en otros sitios. Pero la satisfacción que me produce jugar, compensa todo sacrificio”, comenta Antonio, una promesa apasionada por el fútbol sala.