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Alimentación
Cuando se trata de nuestra alimentación, es fundamental comprender la diferencia entre alimentos procesados y ultraprocesados para llevar una dieta saludable. Los procesos de fabricación y los ingredientes añadidos marcan la línea entre ambos, impactando directamente en nuestra salud.
Los alimentos procesados se refieren a aquellos que han sido sometidos a transformaciones industriales pero mantienen su valor nutricional relativamente intacto. Estas transformaciones pueden incluir métodos de conservación o preparación para aumentar su vida útil o mejorar sus cualidades sensoriales.
Ejemplos claros son los enlatados, conservas, quesos, yogures en general, aceites vegetales y pan artesanal. El procesamiento puede ser beneficioso en ciertos casos, como la eliminación de elementos peligrosos presentes en alimentos naturales o el enriquecimiento con nutrientes esenciales
Por otro lado, los alimentos ultraprocesados son el resultado de procesos más complejos, donde se combinan ingredientes procesados con aditivos industriales como grasas, azúcares, sal, conservantes y colorantes para modificar su sabor, apariencia o conservación. Estos productos se alejan considerablemente de su estado natural y, a menudo, contienen pocos o ningún ingrediente en su forma original. Su consumo excesivo está vinculado a un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Los impactos en la salud de los ultraprocesados son significativos. Estos productos pueden provocar un desequilibrio en las grasas esenciales, aumentando el estado inflamatorio del cuerpo y el riesgo de enfermedades.
El alto contenido de azúcares añadidos, por ejemplo, contribuye a la rápida digestión y aportación de glucosa y fructosa en sangre, disminuyendo la sensación de saciedad y favoreciendo condiciones como la inflamación, el estrés oxidativo, y enfermedades graves como la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Las harinas refinadas, otro componente común de los ultraprocesados, eliminan componentes fundamentales de los cereales, como el salvado y el germen, dejando un producto con alto índice glucémico y pobre en nutrientes. Esto afecta negativamente la microbiota intestinal y puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer de colon y obesidad.
La sal, a menudo presente en cantidades elevadas en los ultraprocesados, aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. La mayoría de la sal que consumimos proviene de estos productos, conocida como "sal oculta", contribuyendo a un consumo muchas veces inconsciente y excesivo.
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