Todo medido a 45 minutos por cabeza

La liturgia de los encuentros bilaterales de Juanma Moreno con los portavoces de la oposición

El Gobierno andaluz ofrece negociar diez leyes y planes a los grupos de la oposición

El presidente andaluz junto a la portavoz de Por Andalucía en uno de los encuentros de este lunes con los portavoces de la oposición. / EFE/Raúl Caro

La liturgia de la política es cuasi tan importante como la política misma. En un entorno en el que los rivales se insultan en las redes sociales, resultan relevantes los encuentros institucionales en los sofás, la cortesía debida y, luego, la comparecencia ante los medios para que cada uno cuente su versión de los hechos. Si el viernes el escenario político era el Palacio de la Moncloa, donde se vieron Pedro Sánchez y Juanma Moreno; este lunes el lugar elegido era el Palacio de San Telmo. 

El presidente andaluz había citado a todos los portavoces de los grupos, de menor a mayor, para contarles qué tal le había ido por Madrid y para plantear una batería de propuestas con las que sentarse a negociar en el Parlamento, a pesar de su mayoría absoluta. Era importante que los rivales políticos saliesen con un papel bajo el brazo y no como él, “con las manos vacías” de La Moncloa. Aunque hay un detalle relevante: el documento con la información que había llevado a La Moncloa y la propuesta de diálogo que presentó a los grupos no llegó hasta los portavoces hasta las once de la noche del día anterior a la reunión.

El protocolo de la jornada era estricto: 45 minutos de reunión por cabeza, aunque la verdad es que con Juan Espadas la cosa se relajó un poco y llegaron a la hora de charla. ¿Una deferencia con el principal partido de la oposición? 

El patio de acceso al salón principal de la antigua casa de los Montpansier, el de los Espejos, estaba perfectamente preparado con todos los medios necesarios para que portavoces y Gobierno contasen a la prensa hasta el último detalle. Y, como se preveía que la cosa iba para largo, hubo hasta un catering de Alcalá de Guadaíra que puso el café, los dulces y un tentempié salado. 

Porque lo importante era el tono cordial, amigable y dialogante que el Gobierno andaluz quería transmitir. La foto de verdad estaba clara, un Moreno que no necesita apoyos en la Cámara para aprobar sus leyes pero que ofrece su mano, frente a un Pedro Sánchez que probablemente este jueves sufra una nueva derrota parlamentaria al no aprobarse la senda de gasto. Y no será por Juan Espadas que en su reunión intentó convencer a Moreno para que el PP diese su brazo a torcer, manteniendo así la presión que los socialistas hacían en Madrid hacia el PP. Todos los esfuerzos eran pocos.

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