¿Qué es una cuestión de confianza?

Sólo Adolfo Suárez y Felipe González han hecho uso de esta prerrogativa constitucional

El pleno del Congreso debatirá si Sánchez debe presentar la cuestión

El presidente de Junts, Carles Puigdemont.
El presidente de Junts, Carles Puigdemont. / Quique García / Efe

La cuestión de confianza es una prerrogativa constitucional que tiene el presidente del Gobierno para demandar el apoyo del Congreso. Para alcanzarla es necesaria la mayoría simple de la Cámara -más síes que noes- y, con ello, el jefe del Ejecutivo logra un respaldo a su Gobierno en momentos de crisis o ante alguna política concreta. Si hubiera más noes que síes, la cuestión no saldría adelante y llevaría a la dimisión del presidente, pero no al final de la legislatura, porque el Congreso tendría que elegir a un sustituto.

Sólo dos presidentes han recurrido a la cuestión de confianza. En septiembre de 1980 lo hizo Aldolfo Suárez, después de que cambiase parte de su Gobierno y saliese uno de los hombres fuertes, Fernando Abril Martorell. La imagen de Suárez había entrado en crisis poco después de las elecciones de 1979 y, con la cuestión, pretendía salir del parón político. Con un nuevo programa económico buscó el apoyo de Convergencia (CiU) y del Partido Socialista de Andalucía (PSA). Con estos últimos pactó una vía para la autonomía andaluza, aunque con el tiempo sería rechazada por un pacto con Felipe González. CiU y PSA votaron a favor.

Felipe González la presentó en abril de 1990, cuando ya estaba en minoría, y obtuvo el voto de los diputados de Coalición Canaria y de un independiente.

La cuestión de confianza no corresponde a la oposición. Lo que sí puede hacer la alternativa al Gobierno es presentar una moción de censura, pero bajo la visión de un constitucionalismo racional se le obliga a plantear un programa propio y un candidato, además de requerir una mayoría absoluta. En la cuestión de confianza se examina el presidente del Gobierno; en la moción de censura, un candidato alternativo.

Lo que ha aceptado el PSOE es que el Congreso discuta si Pedro Sánchez debe presentar la cuestión de confianza, lo que en sí es una anomalía, una pseudocuestión que, sin embargo, carece de capacidad legislativa. En el caso de que el Congreso, por mayoría simple, para lo que haría falta el respaldo de Junts, votase que Sánchez debe someterse a esta iniciativa, no habría obligación legal, aunque supondría un varapalo político.

Hasta ahora, la oposición nunca ha planteado un debate de estas características. Sí lo hubo en el Parlamento andaluz durante la llamada legislatura de la pinza. PP e IU votaron juntos para que Manuel Chaves se sometiese a una confianza, pero el Consejo Consultivo aclaró que esto no generaba una obligación legal y que, si fuera así, habría sido contrario a la Constitución.

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