La dehesa onubense demuestra sus fortalezas y reclama apoyo
Villanueva de los Castillejos (Huelva) acoge una jornada sobre ganadería extensiva. La ganadería, vanguardia de las alianzas comerciales
Analizar los retos específicos del sector de la ganadería extensiva en la provincia de Huelva y a nivel general, así como su viabilidad económica y poner en valor su sostenibilidad medioambiental ha sido el objeto de la la jornada “Situación y perspectivas de la ganadería extensiva y las dehesas”, celebrado en Villanueva de los Castillejos (Huelva).
Durante la sesión los ganaderos dieron una auténtica lección de emprendimiento al explicar las posibilidades que el sector tiene a su alcance, pese a los difíciles momentos que vive, como puede ser la opción de la apuesta por el mundo ecológico o las agrupaciones de productores.
También se reivindicó una mayor atención e interés de las administraciones por una actividad que, a pesar de ser claramente beneficiosa para el territorio, está olvidada como se pone de manifiesto en lo que se conoce hasta ahora del borrador del Plan Estratégico de la agricultura en España, que sienta las bases de la propuesta de nuestro país al nuevo marco de la PAC, que España está a punto de remitir a la Comisión Europea.
Se reclamó la necesidad de una mayor colaboración público-privada a la hora de reivindicar las necesidades del sector ante las instancias nacionales y europeas; así como la oportunidad que para la ganadería extensiva suponen los fondos Next Generation, que tienen como principal objetivo la transformación en la manera de trabajar, producir, consumir y vivir.
El presidente de la Fundación Savia, Francisco Casero, subrayó que es muy difícil gestionar un territorio como la dehesa, que abarca aproximadamente cuatro millones de hectáreas en España, sin la existencia de la ganadería extensiva, que por el contrario “es el sector más discriminado en lo que hasta ahora conocemos del borrador de la nueva PAC”.
Casero consideró “muy contradictorio” que desde Europa se discrimine una actividad que contribuye enormemente a la lucha contra el cambio climático ya que se desarrolla en un territorio que supone un sumidero en la reducción de la huella de carbono.
Y entre los valores de la ganadería extensiva subrayó su papel en la gestión del territorio, su contribución a la reducción de incendios forestales, así como a la fijación de población en el territorio, o la mayor calidad de sus productos.
El presidente de Ovipor, Agustín González Sánchez se refirió a la Ley de la Cadena y cuestionó que pueda implantarse tal y como está formulada, por lo que propuso la fijación de un coste de producción que sirva como precio de referencia para que la aplicación de esta norma pueda llevarse a efecto.
También planteó la oportunidad de instaurar en el sector una dinámica parecida a la que tienen las organizaciones de productores en frutas y hortalizas, las OPFH, que se unen para comercializar y tomar volumen en el mercado. Explicó que la CE les da una subvención y de todas las inversiones que acometen los productores, el 50% lo paga Bruselas. “Para nosotros no es rentable hacer inversiones, si tuviéramos ese modelo sí se podría”, agregó. Por último dijo que actualmente la ganadería extensiva no es rentable “y para que haya sostenibilidad tiene que haber rentabilidad”. Para conseguirlo propuso “ser muy imaginativos, eficientes, competitivos y seguir teniendo mucho amor por el campo”.
Propuestas para la dehesa
En esta línea de buscar la rentabilidad se situó la intervención de Manolo Ponce, veterinario y ganadero en extensivo, quien desde su experiencia personal compartió con los presentes una amplia gama de propuestas, empezando por la explotación en ecológico, que le ha permitido multiplicar la producción de sus explotaciones tanto en volumen de ganado como, sobre todo en el valor del mismo, que exporta a estados unidos en el caso del cerdo ibérico.
Ponce también alentó a apostar por el futuro de la dehesa onubense a partir de la diferenciación y la diversificación y propuso: aprovechar su superficie para la producción de energía fotovoltaica, retomar la producción de algarroba e, incluso, implantar granjas de insectos.
El futuro se abre para la dehesa andevaleña y andaluza.
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